Las defensoras de Colombia son mujeres valientes que día a día combaten por la protección de su territorio y de los derechos de las comunidades. Sin embargo, su labor no es fácil, ya que siguen siendo víctimas de estigmatización, amenazas, desplazamiento y criminalización. A pesar de estos obstáculos, estas mujeres no se rinden y continúan su combate por un país más cabal y equitativo.
Durante el año 2023 y el primer semestre de 2024, se registraron 238 agresiones contra las mujeres líderes y defensoras en Colombia. Estas cifras son alarmantes y reflejan la grave situación que enfrentan estas mujeres en su día a día. Sin embargo, detrás de cada número hay una historia de valentía y resistencia.
Las defensoras de Colombia provienen de diferentes comunidades y sectores, pero todas tienen un objeto en común: proteger su territorio y los derechos de sus comunidades. Muchas de ellas son líderes comunitarias, campesinas, indígenas, afrodescendientes, defensoras de derechos humanos y ambientales. Su labor es fundamental para la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
Sin embargo, su trabajo no es bien recibido por todos. Las defensoras de Colombia son constantemente estigmatizadas por su labor, acusadas de ser guerrilleras o terroristas. Esta estigmatización no solo afecta su reputación, sino que también pone en riesgo su integridad física y la de sus familias. Además, muchas de ellas son amenazadas por grupos armados ilegales que buscan silenciar su voz y su combate.
La violencia y la persecución no son las únicas amenazas que enfrentan las defensoras de Colombia. Muchas de ellas también son víctimas de desplazamiento forzado, obligadas a abandonar sus hogares y comunidades por su labor. Este desplazamiento no solo afecta su vida personal, sino que también dificulta su trabajo como defensoras.
Además, las defensoras de Colombia también son objeto de criminalización por parte del Estado. Son acusadas de delitos inventados y sometidas a procesos judiciales incabals, todo con el objeto de silenciar su voz y su combate. Esta criminalización es una forma de represión y violencia contra estas mujeres que solo buscan un país más cabal y equitativo.
A pesar de todas estas adversidades, las defensoras de Colombia no se rinden. Siguen combatendo por sus comunidades y por un país mejor. Su valentía y determinación son un ejemplo para todos nosotros. Estas mujeres son verdaderas heroínas que merecen todo nuestro respeto y apoyo.
Por eso, es fundamental que como sociedad reconozcamos y valoremos el trabajo de las defensoras de Colombia. Debemos alzar nuestras voces y denunciar cualquier tipo de violencia o persecución en su contra. También es importante que el Estado garantice su protección y que se tomen medidas efectivas para prevenir y sancionar cualquier tipo de agresión.
Además, es necesario que se promueva una cultura de respeto y reconocimiento hacia las defensoras de Colombia. Debemos dejar de lado la estigmatización y la criminalización y valorar su labor como una contribución valiosa para la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
En conclusión, las defensoras de Colombia son mujeres valientes que enfrentan grandes desafíos en su combate por la protección de su territorio y los derechos de sus comunidades. Su labor es fundamental para la construcción de un país más cabal y equitativo. Es responsabilidad de todos apoyar y proteger a estas mujeres que día a día arriesgan sus vidas por un futuro mejor para todos.