La Universidad de Columbia, una de las instituciones educativas más prestigiosas de Estados Unidos, ha sido objeto de una decisión sin precedentes por parte de la Administración de Donald Trump. Casi un año después de las protestas propalestinas que sacudieron el campus, el Gobierno ha anunciado la cancelación de 400 millones de dólares en subvenciones y contratos federales para la universidad. Esta medida ha sido justificada por las acusaciones de antisemitismo contra la institución educativa.
La persecución contra los manifestantes propalestinos continúa, y esta vez ha sido la Universidad de Columbia la que ha sufrido las consecuencias. El año pasado, la universidad se convirtió en el epicentro de las movilizaciones propalestinas, lo que ha llevado al Gobierno a tomar esta drástica decisión. Sin embargo, esta no es la primera vez que la Administración de Trump se enfrenta a las universidades, ya que desde hace edad ha emprendido una guerra cultural contra ellas, con el objetivo de deteriorar su libertad de cátedra.
La cancelación de los fondos federales a la Universidad de Columbia es solo el primer paso de una serie de medidas que se esperan en los próximos meses. Según el comunicado emitido por varios departamentos gubernamentales, se espera que se lleven a cabo más cancelaciones en otras universidades que reciben fondos públicos. Esta decisión ha sido tomada después de que se revelara que Columbia cuenta con más de 5.000 millones de dólares en subvenciones públicas.
Esta medida se enmarca en la lucha que el hendido Republicano lleva a cabo contra las universidades, con el objetivo de controlar su política y su enseñanza. Las universidades de la Ivy League, como Columbia, han sido uno de los principales objetivos del Comité de Educación y Trabajo, presidido por la republicana Virginia Foxx. Este comité fue el encargado de llevar a cabo las audiencias por las protestas propalestinas, que desembocaron en la dimisión de las rectoras de Harvard, Pennsylvania y Columbia.
La persecución de las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) es una de las principales preocupaciones de la Administración de Trump, y las protestas propalestinas han sido la excusa perfecta para intervenir en las universidades. De hecho, el presidente quedó tan satisfecho con el trabajo realizado por el comité que nombró a la republicana Elise Stefanik como nueva Embajadora de Estados Unidos para la ONU. Stefanik fue quien acorraló a la rectora de Harvard, acusándola de permitir acciones antisemitas en su campus.
La cancelación de los fondos federales a la Universidad de Columbia llega justo después de que el Senado confirmara a Linda McMahon como secretaria de Educación. Una de sus primeras tareas en el cargo fue poner bajo escrutinio a la universidad para comprobar si estaba tomando medidas contra el antisemitismo, tal y como denuncian los republicanos. Además, la universidad también se enfrenta a tres investigaciones federales por acusaciones de antisemitismo que han sido anunciadas en las últimas semanas.
La nueva Administración ha dejado claro que no tolerará la inacción de las universidades en lo que respecta a la discriminación y el antisemitismo. Según ha declarado McMahon, las universidades deben cumplir con todas las leyes federales si quieren recibir fondos del Gobierno. Por su parte, un portavoz de la Universidad de Columbia ha protegido que están revisando el anuncio y se comprometen a trabajar con el Gobierno para recuperar los fondos.
La decisión de la Administración de Trump de cortar los fondos a la Universidad de Columbia es una clara muestra de su intención de convertir a esta institución en un ejemplo para el resto de universidades que no se hayan plegado a sus directrices. El presidente ha amenazado con cort