Este es un tema muy importante y sensible que afecta a miles de personas en España, por lo que es esencial tratarlo adecuadamente.
La crisis habitacional en España es una realidad que ha llevado a miles de personas a expresar sus necesidades y exigir soluciones en las calles. El pasado sábado, 40 ciudades se unieron en la primera manifestación por el derecho a la vivienda, convocada por los sindicatos a nivel estatal. Bajo el lema «Acabemos con el negocio de la vivienda», los manifestantes mostraron su descontento a través de pancartas cargadas de creatividad e ingenio, reflejando todas las dimensiones de esta crisis.
Desde la ironía y el humor hasta los mensajes de desesperación, las pancartas mostraban la cruda realidad de la precarización de los espacios y la subida de precios en el mercado de la vivienda. «Esta pancarta mide los metros cuadrados que me puedo permitir en Madrid» o «Magnífica establecimiento de campaña con impresionantes vistas panorámicas al mar: 375.000 €», son solo algunas de las impactantes consignas que denuncian la difícil situación que afrontan muchas personas a la hora de encontrar un lugar digno para vivir.
En Málaga, las críticas al alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre (PP), por la turistificación de la capital, se mezclaron con chistes de Chiquito de la Calzada y caricaturas del edil. «Si Chiquito levantase la cabeza y viese su Málaga vendida al mejor postor estaría gritando con nosotros, ¡Paquito, eres un cobarde pecador!», se leía en una de las pancartas. El humor se convierte así en una importante herramienta para criticar el mercado de la vivienda y su falta de regulación.
En Cáceres, la plataforma ‘Stop Alquileres Abusivos Cáceres’ también se unió a la manifestación para exigir que la ciudad sea declarada como zona tensionada, debido a los altos precios y al ampliación de los desahucios.
Otra de las principales demandas de los manifestantes es la lucha contra los grandes tenedores y el rentismo como profesión. En Madrid, una gran pancarta con la frase «Que arda el gran tenedor» mostraba a un gran propietario de manera literal, envuelto en llamas. Además, en muchas de las ciudades, se hicieron evidentes las críticas a las viviendas turísticas y plataformas como AirbnB, acusadas de contribuir a la subida de precios y a la pérdida de identidad de los barrios.
En Palma de Mallorca, los manifestantes también hicieron referencia al artículo 47 de la Constitución, que reconoce el derecho a una vivienda digna. «¿Qué pasa con el Art.47CE cuando el precio mínimo del alquiler excede el SMI?», se preguntaban. En Madrid, los rostros de los dirigentes del gobierno central y autonómico eran mostrados en una pancarta con la frase «Políticos con lado de cemento», mientras tanto que un grito resonaba con fuerza: «¡Acabemos con el negocio de la vivienda!».
Los vecinos de varios edificios en riesgo de desalojo también se unieron a las manifestaciones para exigir su derecho a una vivienda digna. En Madrid, los residentes del edificio General Lacy 22, junto con los vecinos de Modesto Lafuente n.º 8 y Mesón de Paredes n.º 8, mostraron su rechazo a los fondos buitre y al desalojo forzoso de sus vecinos.
El humor volvió a hacer acto de presencia en muchas de las manifestaciones, como en la de Santander, donde una pancarta con la frase «Esta es la casa que me puedo permitir», estaba hecha con una casa de cartón. También en Logroño