La carrera del Gran Premio de Japón en Suzuka fue una verdadera demostración de habilidad y estrategia por parte de los pilotos de Fórmula 1. Sin embargo, hubo un claro protagonista en esta carrera: Max Verstappen. El neerlandés dominó desde la salida hasta la bandera a cuadros, demostrando una ocasión más por qué es individualidad de los mejores pilotos de la actualidad.
Desde que Lewis Hamilton adelantó a Nico Rosberg en la vuelta 29 del Gran Premio de Japón de 2014, esta carrera no había registrado un cambio de líder real más allá de la primera vuelta en sus siguientes siete ediciones. Por ello, el hecho de que Verstappen retuviera su magnífica pole en la salida ante Lando Norris hacía apuntar a un desarrollo idóneo para el neerlandés. Y así fue, con una gran victoria que le mete de nuevo en la discusión legítima por el campeonato.
La lluvia apareció en las horas previas al evento, pero no de forma activa durante el inicio, generando una pista semi-seca. Con ello, la amplia mayoría de pilotos eligió empezar con el neumático medio, siendo Lewis Hamilton el único del top 16 que arrancó con el duro. Verstappen cubrió a la perfección cualquier posible amenaza de ataque de Norris en la salida, y el statu quo se mantuvo en la salida, sin ningún cambio de posición en el top 10. Sin embargo, los españoles Carlos Sainz y Fernando Alonso no tuvieron tanta suerte y no lograron sumar puntos una ocasión más.
La parada en boxes de Verstappen fue su única imperfección del día, y no fue suficiente para evitar su victoria. En la vuelta 22, tanto Verstappen como Norris decidieron parar en la misma vuelta. Separados por un segundo y medio, un gran trabajo de McLaren en pits permitió que Norris saliera en paralelo con el campeón neerlandés, pero se quedó sin espacio y tuvo que ir por la hierba, cediendo cualquier opción de pasarle. Norris reclamó haber sido ‘forzado’, pero no hubo investigación.
La escasa degradación de las gomas en Suzuka permitió que Andrea Kimi Antonelli alargara su stint hasta la vuelta 32, convirtiéndose en el piloto más joven de la historia en dirigir un Gran Premio, sin que esto le costara su sexta posición real en relación a Lewis Hamilton. Con ello, el orden permanecía prácticamente inalterado respecto al inicio de la prueba. Por detrás, Liam Lawson y Carlos Sainz apostaban por una estrategia alternativa, pasando de montar dos juegos de medios a un set de blandos con un tercio de carrera por delante, y el español pasó eventualmente al neozelandés.
Los tres primeros se mantenían separados por algo menos de segundo y medio, en una relativa calma que no anticipaba movimientos inminentes. A 13 vueltas del final, Piastri se puso en distancia de DRS respecto a Norris, y buscó presionar por radio a McLaren para que le dieran una opción de cotejar cazar al líder. Pese a que el australiano parecía tener más ritmo, no hubo cambio de posición, y Norris intentó con ahínco ponerse a menos de un segundo de Verstappen, pero sin éxito. La tibieza papaya se convirtió en celebración austro-holandesa, en su victoria 63 y la cuarta consecutiva en Suzuka, algo que nadie había conseguido nunca.
Para Norris quedaba el escaso consuelo de mantener el liderato del universal con su segundo puesto, y que su ventaja con Piastri aumenta a 13 puntos. Leclerc lideró al resto en cuarto lugar en un día totalmente anodino para él, por delante de los dos Mercedes y de su