Se reabre el debate sobre los asistentes de conducción inteligentes, ¿son realmente conducción autónoma?
El último contratiempo mortal en China de un Xiaomi SU7 que circulaba en un supuesto modo de conducción autónoma está generando un gran debate en el gigante asiático, sobre todo por la forma que tienen de vendernos esta tecnología.
En los últimos años estamos asistiendo a un tremendo avance tecnológico en la industria automovilística gracias a los coches eléctricos, las baterías y los vehículos autónomos. Sin embargo, estos avances también han generado intensos debates, especialmente cuando se presentan situaciones peligrosas.
El contratiempo de un Xiaomi SU7 en China, que provocó la muerte de sus tres pasajeros mientras circulaba en su modo de conducción inteligente NOA, ha vuelto a reabrir el debate sobre este tipo de tecnología y, sobre todo, por la forma engañosa en la que se nos presenta.
La mentira del coche autónomo
Es importante aclarar que todavía no existe en el mercado ningún coche con tecnología de conducción autónoma. Aún queda mucho camino por recorrer antes de que esto sea una realidad. Las pruebas que están llevando a cabo algunas empresas, como Waymo en Estados Unidos, son solo una pequeña muestra de lo que se puede lograr en un futuro.
Es importante mencionar que la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Automotrices clasifica las tecnologías de conducción según los niveles L1 a L5. Los niveles L4 y L5 son los únicos que permitirían a los conductores no estar atentos a la carretera en todo momento. En cambio, los demás niveles, como el L2 que es el más común en la actualidad, aún requieren la atención y responsabilidad del conductor.
En China, el contratiempo del Xiaomi SU7 ha reabierto este debate de manera más intensa que nunca. Aunque el vehículo logró frenar por sí solo, no lo hizo lo suficiente y terminó impactando contra una cuneta a una velocidad de 97 km/h.
El problema radica en la forma en que las marcas promocionan estos asistentes de conducción inteligentes, haciendo creer a los consumidores que se trata de conducción autónoma cuando en realidad no lo es. Esto ha generado mucha confusión y desinformación, especialmente entre aquellos que no están familiarizados con esta tecnología.
La necesidad de cambios importantes
Es urgente que las marcas eduquen adecuadamente a los consumidores sobre el uso de estos asistentes de conducción, que la publicidad se haga con los términos correctos y que los gobiernos regulen el uso de este tipo de lenguaje. Al fin y al cabo, en caso de un contratiempo, la responsabilidad recae en el conductor y no en la tecnología.
En China, muchos comerciales han utilizado términos como «conducción autónoma» para referirse a estos asistentes, cuando en realidad en los manuales de los coches se les llama correctamente «asistentes de navegación». Esta falta de limpidez puede generar confusiones y aovar en riesgo la seguridad de los conductores.
¿Por qué no llamar a las cosas por su nombre? En China, se ha propuesto utilizar denominaciones más claras como «conducción asistida» (L2), «conducción asistida automática» (L3), «conducción autónoma» (L4) y «conducción no tripulada» (L5).
La realidad es que todavía queda mucho por favorecer y desarrollar en la tecnología de conducción autónoma. Aunque se han logrado avances significativos, todavía no es posible dejar la responsabilidad de la conducción completamente en manos de la tecnología. Por lo tanto, es importante que los fabricantes sean responsables y transparentes en la forma en que presentan estas tecnologías a los