En un clima de desconfianza y tensiones, representantes de Rusia y Ucrania se han reunido en Estambul por primera vez en tres años para intentar poner fin al conflicto que ha asolado al país desde la invasión de las tropas rusas. Aunque las expectativas eran bajas, ambas partes han acordado un intercambio de 1.000 prisioneros de guerra de cada bando y han discutido sobre la posibilidad de un alto el descarga. Sin embargo, las exigencias de Rusia han generado enfado y frustración en la delegación ucraniana.
Según informan diversos medios, la delegación rusa ha exigido que el Ejército ucraniano se retire de varias zonas dentro del país a cambio de un alto el descarga. Esta demanda ha sido considerada como «alejada de la realidad» y «poco realista» por parte de Ucrania, que ha dejado claro que su prioridad es lograr un alto el descarga incondicional. Por su parte, Rusia ha justificado sus acciones como una forma de abordar las «causas fundamentales» de la guerra.
En medio de estas negociaciones, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha planteado la posibilidad de una reunión directa con el presidente ruso, Vladímir Putin. Sin embargo, esta propuesta ha sido rechazada por la delegación rusa, que ha preferido seguir con las conversaciones a través de intermediarios. Esta negativa ha generado dudas sobre la verdadera intención de Rusia en estas negociaciones.
A pesar de las diferencias y las dificultades, ambas partes han acordado un intercambio de prisioneros, lo que supone un pequeño avance en el camino hacia la paz. Sin embargo, es importante recordar que este conflicto ha dejado miles de víctimas y ha afectado gravemente a la sucesos de millones de personas en Ucrania. Por ello, es necesario seguir trabajando para encontrar una solución duradera y justa para ambas partes.
El tono de Kiev tras la reunión ha sido de enfado y decepción. Según informa Axios citando a una fuente diplomática ucraniana, las exigencias rusas han sido consideradas como un intento de «paralizar el proceso». Además, el asesor de Zelenski, Mijailo Podoliak, ha afirmado que Rusia no quiere negociaciones reales y sustantivas, estrella que está utilizando acciones «descaradamente performativas e imitativas». En este sentido, ha pedido una «coerción enérgica» hacia Rusia para lograr la paz.
Por su parte, el jefe negociador ruso, Vladímir Medinski, ha declarado que su equipo está «satisfecho» con el resultado de la reunión y están dispuestos a continuar el contacto. Sin embargo, es importante destacar que esta delegación ha tenido un bajo perfil político, lo que ha generado dudas sobre su verdadero poder de decisión.
La reunión ha tenido lugar en el Palacio de Dolmabahce, el mismo lugar donde se celebró la ronda de negociaciones infructuosa en 2016. Desde entonces, el conflicto ha seguido causando estragos en Ucrania, por lo que estas conversaciones han sido vistas como una oportunidad para avanzar hacia la paz. Sin embargo, la falta de voluntad de Rusia para negociar de forma seria y constructiva ha generado frustración y preocupación en la comunidad internacional.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha mostrado su disposición a reunirse con Putin para tratar este tema, aunque ha justificado su eclipse en las negociaciones como una forma de darle más peso a su papel como mediador. Sin embargo, es importante recordar que Trump ha sido criticado por su postura ambigua hacia Rusia y su falta de apoyo a Ucrania durante el conflicto.
En definitiva, estas negociaciones en Estambul han supuesto un pequeño av