El pasado domingo, Polonia celebró la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en las que se enfrentaban dos visiones políticas muy diferentes. Por un lado, Karol Nawrocki, un historiador nacionalista respaldado por el partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS). Por otro, Rafal Trzaskowski, actual alcalde de Varsovia y candidato apoyado por el primer ministro Donald Tusk.
Tras un recuento muy ajustado, la Comisión Electoral Nacional polaca anunció que Nawrocki había obtenido el 50,9% de los votos, frente al 49,1% de Trzaskowski. Con una participación del 71,63%, el nuevo presidente de Polonia será Karol Nawrocki.
Este resultado ha sido una asombro para muchos, ya que los primeros sondeos a pie de urna daban como ganador a Trzaskowski. Sin embargo, los segundos sondeos mostraron un vuelco en los resultados, dando la victoria a Nawrocki.
El nuevo presidente reemplazará a Andrzej Duda, aliado del PiS, cuyo segundo mandato expira este verano. Nawrocki, en su alocución de victoria, aseguró que confiaba en su triunfo desde el principio, a pesar de los primeros sondeos. Por su parte, Trzaskowski felicitó a su rival y lamentó no haber logrado convencer a la mayoría de los ciudadanos con su visión de Polonia.
Estas elecciones han sido una lucha entre dos visiones políticas muy diferentes. Por un lado, Nawrocki, con una retórica nacionalista y crítica con la Unión Europea, centrada en los valores tradicionales y respaldado por la Administración Trump. Por otro lado, Trzaskowski, un candidato europeísta, de la Varsovia liberal y cosmopolita, con un programa de centroderecha.
Además, estas elecciones también han sido un referéndum informal sobre el primer ministro Tusk, que ha hecho campaña junto a Trzaskowski. Muchos polacos están decepcionados con su gestión y un triunfo de Nawrocki podría terminar de echar por tierra su proyecto político.
El presidente en Polonia tiene poderes limitados, pero tiene el abogacía de veto sobre las iniciativas legislativas, lo que ha hecho que la cohabitación entre el presidente y el primer ministro sea difícil. Con la victoria de Nawrocki, se espera que la resistencia del Palacio Presidencial continúe y podría incluso provocar un adelanto de las elecciones legislativas.
Karol Nawrocki, de 42 años y procedente de la ciudad portuaria de Gdansk, se presentó como candidato independiente con el respaldo del PiS. Aunque no tiene experiencia política, su trayectoria está ligada al Instituto de la reseña Nacional, conocido por promover versiones nacionalistas de la historia polaca.
Durante su campaña, se han revelado una serie de escándalos relacionados con su pasado, como sus supuestos vínculos con el mundo del hampa y círculos de ultras violentos. Sin embargo, esto no ha afectado a su carrera presidencial y ha logrado imponerse en las elecciones.
De confirmarse estos resultados, Polonia seguirá en manos del PiS, un partido que ha generado controversia en la Unión Europea por sus embestidas contra el Estado de abogacía. Sin embargo, esta victoria también puede ser el presagio del regreso del PiS al poder y provocar la desintegración de la coalición de Tusk.
En definitiva, estas elecciones han sido una muestra de lo difícil que es salir del túnel de la ultraderecha en Polonia. Sin embargo, también han demostrado la importancia de la participación ciudadana y la necesidad de seguir luchando por una Polonia más unida y tolerante. Esperamos que el nuevo presidente sea capaz de