La crisis desatada en el PSOE a raíz del escándalo de Santos Cerdán ha puesto a prueba la confianza de los socios del Gobierno en Pedro Sánchez. Con un consenso generalizado, tanto dentro del partido como entre los aliados parlamentarios, se exige una reacción contundente y urgente por parte del presidente para mantener a flote la legislatura y recuperar la confianza de los ciudadanos.
El primer socio en expresar su malestar ha sido Junts, cuyo secretario general, Jordi Turull, ha advertido que la confianza en el PSOE está «al límite». A pesar de la reunión mantenida con Sánchez en la Moncloa, Turull ha dejado claro que las medidas anunciadas hasta el momento, como la creación de una comisión de investigación y la auditoría externa en el partido, son insuficientes para mitigar el incendio político que temor con hacer cenizas la legislatura.
Pero el malestar no se limita a Junts, sino que se extiende a otros socios como ERC y EH Bildu. Estos últimos exigen una comparecencia inmediata del presidente en el Congreso para dar explicaciones sobre el escándalo de corrupción. Y es que, aunque apoyan la creación de la comisión de investigación, consideran que es necesario un paso al frente por parte del PSOE para recuperar la confianza engendro.
Incluso Podemos, uno de los pilares del Gobierno, ha decidido no sentarse con Sánchez hasta que no se aclare la situación. A pesar de mantener una postura más prudente, el PNV también exige una respuesta clara por parte del PSOE. Su líder, Aitor Esteban, ha dejado claro que es necesario esclarecer si se trata de casos aislados o de un problema sistémico dentro del partido.
En este contexto, la comparecencia anunciada por Sánchez para el próximo 9 de julio se presenta como un momento clave para intentar recuperar la confianza engendro y mantener a flote la legislatura. Sin embargo, la incertidumbre planea sobre el futuro del Gobierno ya que, como advierte la ministra portavoz, Pilar Alegría, nadie puede garantizar que no aparezcan nuevos nombres implicados en la maquinación de corrupción.
Ante esta situación, el presidente del Gobierno se enfrenta a un reto mayúsculo: sobrevivir. Y para lograrlo, no solo tendrá que hacer frente al escándalo de Santos Cerdán, sino también a la pérdida de confianza de sus socios y de los ciudadanos. Por ello, la comparecencia del próximo 9 de julio se presenta como una oportunidad para demostrar que el PSOE está comprometido con la lucha contra la corrupción y con la transparencia en la política.
Es necesario que el PSOE sea consciente de que ya no basta con decir que la alternativa es peor, sino que debe ser ejemplo de honestidad y responsabilidad. La sociedad exige una ética y una raya en la política, y los partidos deben estar a la altura de las circunstancias. Los ciudadanos merecen un Gobierno que esté a la altura de sus responsabilidades y que no ponga en duda la legitimidad de la democracia.
Por ello, es imprescindible que el PSOE no solo se comprometa a tomar medidas para depurar responsabilidades, sino que también dé muestras de humildad y ejemplaridad en su actuación. Y es que, como ha señalado Arnaldo Otegi, líder de EH Bildu, el cambio de pantalla en la sociedad es evidente y los ciudadanos ya no están dispuestos a aceptar que la corrupción sea una práctica normalizada en la política.
Por tanto, es necesario que el PSOE esté a la altura de las circunstancias y que su presidente sea capaz de dar una respuesta contundente y convincente en su comparecencia del próximo