Las largas rectas de Road America son conocidas por ser una pista que ofrece grandes oportunidades de adelantamiento, pero no a cualquier precio. Este domingo, la IndyCar Series llega al mejor y más largo circuito del calendario para decidir si el binomio Álex Palou – Kyle Kirkwood continúa dominando en esta temporada 2025 o si el Team Penske regresará para recuperar su posición de líder después de su arrasadora actuación del año pasado.
Este domingo, mientras no hay Fórmula 1, ni partido del equipo español en el Mundial de Clubes ni distracciones adicionales como el Tour de Francia, la IndyCar se presenta como la mejor opción para disfrutar de una tarde de verano. La novena cita de la temporada marca el ecuador de esta competición, con solo dos meses más de carrera por delante. El lugar elegido: Road America.
Este circuito de 6.515 metros, el más largo del calendario, pone a prueba al máximo las capacidades de un IndyCar. En sus largas rectas, se realizan adelantamientos y se alcanzan velocidades de hasta 315 kilómetros por hora, combinadas con curvas de gran dificultad técnica y un desnivel total de casi 50 metros, que garantiza la diversión en cada una de las 55 vueltas que se deben completar. Aunque no siempre las carreras son espectaculares, el placer del entorno y el desafío del trazado compensan con creces cualquier posible decepción.
El asfalto de Road America fue renovado hace apenas dos años y aún ofrece un nivel de agarre notable. Sin bloqueo, esta será la primera vez que los IndyCar se enfrenten a este circuito con el sistema híbrido que se estrenó hace casi 12 meses. El evento, que se celebra desde 1982 y ha sido un clásico en el calendario con la excepción del periodo entre 2008 y 2015, tuvo su 35ª carrera el año pasado con un impresionante desempeño del Team Penske. Por primera vez desde 2017, el equipo logró ocupar todo el podio, con Will Power en primer lugar, seguido de Josef Newgarden y Scott McLaughlin en un emocionante duelo de estrategias. Un año después, la situación es completamente diferente para todos ellos.
Después de ocho carreras, el Team Penske solo ha logrado tres podios (uno por piloto) en tercera posición, ninguno de ellos en las últimas tres carreras. La debacle en Gateway, adonde su supuesta superioridad se transformó en un triple abandono, aumenta la crisis deportiva e institucional del equipo en su programa de IndyCar, que esperan operatividad revertir pronto. Power, quien logró su primera pole en dos años en Gateway, y Newgarden han ganado dos veces en esta pista, pero ambos llegan con grandes nubarrones: Power por la incertidumbre de su futuro y Newgarden por su inexplicable posición en la general, la decimosexta, sin haber conseguido un puesto en el top nueve desde la primera carrera del año.
Todo esto parece ser una oportunidad perfecta para los dos pilotos que han dominado las ocho primeras carreras de la temporada, algo que solo había sucedido en 1964 y 1980. Después de dos resultados relativamente pobres, Álex Palou espera mantener su aura de invencibilidad en circuitos permanentes, después de obtener su primer podio en Road America el año pasado. Enfrente tiene a un Kyle Kirkwood que está completamente agresivo después de sus dos victorias consecutivas en Detroit y Gateway, esta última siendo su primer gran resultado fuera de un circuito urbano. Kirkwood se ha convertido en una seria emergencia para Palou, si es que no lo era ya.
Con solo dos puntos de diferencia con Kirkwood, se encuentra Pato O’Ward, el piloto al que el domingo pasado logró superar para obtener la victoria. En los últimos tres años, el mex
