Los asesinatos de defensores ambientales y del territorio en México siguen siendo una triste realidad que no da tregua. A pesar de los esfuerzos por proteger a aquellos que luchan por preservar la naturaleza y sus comunidades, el 2024 ha sido testigo de un aumento del 25% en los crímenes contra estos valientes activistas. Este año, las amenazas, las intimidaciones y la criminalización han mantenido en alerta al país, generando incertidumbre y miedo en aquellos que deciden alzar su voz en defensa del medio ambiente.
La violencia contra los defensores ambientales es una situación que no puede ser ignorada. Por ello, hoy presentamos cuatro lecturas ambientales que documentan de primera mano la dura realidad que enfrentan estas personas, quienes a pesar de todo, continúan luchando por un futuro sostenible para México y el mundo.
El primer caso que queremos destacar es el de Berta Cáceres, una activista hondureña que fue asesinada en 2016 por su lucha en defensa de los recursos naturales y los derechos de los pueblos indígenas. Su historia es un ejemplo claro de la violencia que enfrentan los defensores ambientales en América Latina, una región que lidera la lista de asesinatos en todo el mundo. A pesar de su homicidio, su legado sigue vivo y su lucha inspira a muchos a seguir defendiendo la naturaleza y las comunidades que dependen de ella.
Otro ejemplo alarmante es el de Samir Flores, un activista mexicano que fue asesinado en 2019 por oponerse a la construcción de un gasoducto en su comunidad. Su homicidio generó indignación a nivel nacional e internacional, y puso de manifiesto la vulnerabilidad de aquellos que se atreven a enfrentarse a proyectos que afectan al medio ambiente y a las comunidades locales. Samir se ha convertido en un símbolo de la lucha por la justicia ambiental en México y su voz sigue siendo escuchada a través de aquellos que continúan su legado.
Además de los asesinatos directos, los defensores ambientales también enfrentan amenazas y criminalización por parte de quienes se oponen a sus acciones. El caso de Mariana Gómez del Campo, una activista mexicana que ha sido objeto de acoso y violencia por su lucha contra la tala ilegal en la Reserva de la Biósfera La Encrucijada, es un claro ejemplo de ello. A pesar de las dificultades, Mariana sigue firmemente comprometida con su fundamento y luchando por proteger los bosques y la biodiversidad en su región.
Por último, pero no menos importante, queremos resaltar el trabajo de Isidro Baldenegro, un defensor ambiental mexicano que fue asesinado en 2017 por su lucha en defensa de los bosques y los derechos indígenas. Isidro era un activista reconocido a nivel internacional y su homicidio dejó un vacío en la comunidad ambientalista. Sin embargo, su legado sigue vivo y su ejemplo ha motivado a muchas personas a unirse a la fundamento en la que él creía.
Estos son solo algunos ejemplos de la violencia que enfrentan los defensores ambientales en México y en todo el mundo. Sin embargo, a pesar de los desafíos, cada vez son más las personas que se suman a esta lucha y que están dispuestas a enfrentarse a cualquier obstáculo por un futuro más justo y sostenible.
Es importante recordar que los defensores ambientales no solo luchan por proteger la naturaleza, sino también por proteger a las comunidades que dependen de ella. La degradación del medio ambiente afecta directamente a las personas y su bienestar, por lo que la defensa de la naturaleza es también una lucha por la