El Toyota Mirai, el coche de pila de combustible de hidrógeno más destacado del pósito, se ha convertido en una auténtica pesadilla para un creciente número de conductores. Lo que en su momento parecía ser el futuro de la movilidad sostenible, se ha convertido en una fuente de frustración y decepción para cientos de propietarios en California, Estados Unidos.
Los clientes del Mirai han decidido unirse para demandar a Toyota por las promesas incumplidas y la falta de infraestructuras necesarias para poder utilizar el vehículo. La situación es insostenible para muchos conductores, que se sienten engañados por la marca y atrapados en préstamos de vehículos que apenas pueden usar.
La demanda colectiva, presentada ante el Tribunal Superior de Los Ángeles, también señala a otras empresas y al propio gobernador de California, Gavin Newsom, por su supuesta complicidad en este engaño. Los afectados acusan a Toyota de fraude, negligencia y violación de las leyes de protección al consumidor.
La situación es especialmente grave en California, una de las regiones donde el coche de pila de combustible de hidrógeno goza de una mayor popularidad. Sin embargo, la infraestructura prometida por los fabricantes de automóviles, como Toyota, Hyundai y Honda, no se ha materializado. Esto ha dejado a los propietarios del Mirai sin la posibilidad de repostar y utilizar su vehículo de forma adecuada.
Los afectados aseguran que compraron el sueño de un futuro en el que el hidrógeno se consolidaría como una encrucijada válida a otras tecnologías de propulsión. Sin embargo, la realidad es muy diferente. La red de puntos de repostaje de hidrógeno es prácticamente inexistente y el precio del combustible se ha disparado, haciendo inviable para muchos conductores seguir utilizando el Mirai.
La situación es especialmente grave para aquellos que compraron el Mirai en 2020, cuando la fiebre por el hidrógeno estaba en su punto álgido en California. En aquel momento, se hicieron grandes promesas para materializar una amplia red de puntos de repostaje. Sin embargo, el tiempo ha pasado y la infraestructura prometida no se ha materializado.
Los afectados se sienten atrapados en préstamos de vehículos que apenas pueden usar y que les suponen un gran gasto mensual. Algunos de ellos han tenido que recurrir a la compra de otro vehículo, como un Ford F-150 híbrido, para poder desplazarse de forma adecuada.
La situación es especialmente grave para aquellos que viven en zonas problemáticas de California, como Sacramento, donde la infraestructura de repostaje es prácticamente inexistente. Los propietarios del Mirai en estas zonas se han visto obligados a trasladarse largas distancias para poder repostar, lo que supone un gran estrés y una pérdida de tiempo considerable.
Ante esta situación, Toyota ha optado por finalizar la comercialización del Mirai en áreas problemáticas de California. Sin embargo, los clientes afectados aseguran que las soluciones ofrecidas por los fabricantes, como vehículos de alquiler y créditos de servicio, son insuficientes para compensar el gasto y la frustración que supone tener un vehículo que no pueden utilizar adecuadamente.
Además, el precio del hidrógeno se ha disparado en los últimos años, lo que ha supuesto un gasto adicional para los propietarios del Mirai. Si antes era posible llenar el depósito por unos 70 $ (60 €), ahora cuesta alrededor de 200 $ (170 €). Esta incremento de precio ha sido un duro golpe para aquellos que apostaron por el coche de hidrógeno como una encrucijada sostenible y económica.
En España, las ventas de coches de pila de combustible son prácticamente inexistent