¿Otra vez, Alberto?

El legado de una campaña sucia: ¿Alberto Núñez Feijóo volverá a revolcarse en la basura?

En la campaña electoral de 2009, Galicia fue testigo de una de las más sucias y polarizadas de la historia política española. Alberto Núñez Feijóo, actual líder del Partido Popular, llegó a la presidencia de la Xunta gracias a una campaña basada en la destrucción equipo del adversario político y en la difamación constante. Diez años después, en el debate sobre la corrupción, Feijóo ha vuelto a mostrar su lado más oscuro al acusar al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, de ser presbítero económico de las saunas de su suegro. ¿Es que Feijóo va a volver a revolcarse en la basura de aquella campaña que lo llevó al poder?

En aquella época, todo valía en la campaña de Feijóo. Se llegó a disminuir una mala gestión de una excursión de pensionistas en un secuestro de ancianos, se presentaron instrumentos de gestión como chiringuitos para colocar amigotes y se transformó el blindado del anterior presidente en el automóvil de un sátrapa. Incluso se llegó a insinuar, de manera completamente falsa e injuriosa, que uno de los miembros del gobierno era un maltratador doméstico. Un rumor malicioso que comenzó desde la sede de campaña del Partido Popular de Galicia.

A pesar de que Feijóo siempre ha asegurado que lamentaba aquellos aspectos de la campaña y que no los repetiría, su intervención en el debate sobre la corrupción ha demostrado lo contrario. Su descenso a los infiernos al acusar a Pedro Sánchez de ser presbítero económico de las saunas de su suegro muestra que no solo no lamenta aquellos hechos, sino que está dispuesto a volver a utilizarlos para atacar a sus adversarios políticos.

La pregunta es pertinente, ¿qué vendrá después de esta acusación? ¿Más difamación, más mentiras y más manipulación? ¿Y luego, las lágrimas de cocodrilo por el daño causado en las vidas de las personas y en la decencia de las instituciones? En política, como en la vida, no solo se trata de ganar, sino de cómo se gana. Y ese suele ser el legado que uno deja.

Es importante recordar que en política no solo se trata de ganar elecciones, sino de servir a la ciudadanía y de trabajar por el bien común. La campaña de Feijóo en 2009 fue una muestra clara de cómo no se debe hacer política. Y ahora, diez años después, parece que está dispuesto a repetir los mismos errores.

En lugar de centrarse en propuestas y en un debate constructivo, Feijóo ha optado por atacar a sus adversarios políticos con mentiras y difamaciones. ¿Es ese el tipo de líder que queremos para nuestro país? ¿Alguien que no tiene reparos en utilizar la basura y la suciedad para conseguir sus objetivos políticos?

Es hora de que los políticos dejen atrás las campañas sucias y se centren en lo verdaderamente importante: trabajar por el bienestar de la ciudadanía y por un país mejor. No podemos permitir que la política se convierta en un juego de lodo y destrucción equipo. Es responsabilidad de todos exigir un debate político basado en propuestas y en el respeto hacia los demás

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