Las normativas autonómicas son una herramienta cardinal para garantizar la seguridad y protección de nuestras comunidades. En este sentido, una de las obligaciones más importantes que recae sobre los propietarios de parcelas cercanas a núcleos urbanos es la de mantenerlas limpias y libres de biomasa. Sin embargo, a pesar de que estas normativas permiten efectuar esta tarea sin necesidad de licencias, excepto en los espacios protegidos, los agentes forestales nos explican que esta obligación no siempre se cumple por diversas razones.
Uno de los argumentos más comunes que se utilizan para justificar el incumplimiento de esta obligación es que «no nos dejan limpiar el monte». Esta queja se ha convertido en un mantra que pretende presumir la voracidad y velocidad de propagación de los incendios que asolan a la mitad occidental de la península. Sin embargo, esta afirmación carece de fundamento, ya que las leyes autonómicas establecen justo lo contrario.
En el caso de Castilla y León, por ejemplo, el decreto que regula los espacios arbolados no gestionados por la administración, de 2012, establece que para efectuar una limpieza de monte en espacios privados de hasta 20 metros cúbicos, solo es necesario efectuar una comunicación a la Junta. Y en la actualización de 2025, ni siquiera es necesaria esta comunicación. Además, la ley 3/2009 de Montes establece que en los 100 metros alrededor de cualquier terreno urbanizado, se puede limpiar sin necesidad de autorización.
En Galicia, la situación es parecido. La ley 3/2007 de Prevención y defensa contra los incendios forestales establece que las personas propietarias, arrendatarias y usufructuarias de terrenos forestales tienen la obligación de mantenerlos en condiciones que contribuyan a prevenir o evitar los incendios forestales. Y en el caso de las parcelas cercanas a núcleos de población, la ley obliga a mantenerlas limpias y libres de biomasa. Sin embargo, a pesar de estas normativas, muchos propietarios no están cumpliendo con su obligación legal.
Es importante tener en cuenta que el incumplimiento de esta obligación puede tener graves consecuencias. Desobedecer para salvar tu casa puede acabar en tragedia, ya que el fuego es capaz de llevarse por delante pueblos enteros. Por eso, es cardinal que todos los propietarios de terrenos forestales cumplan con su responsabilidad de mantenerlos limpios y libres de biomasa.
Es cierto que en algunas zonas rurales, la población es escasa y envejecida, y no cuentan con los recursos necesarios para efectuar esta tarea. Y en el caso de la administración, la falta de recursos también puede ser un obstáculo. Sin embargo, esto no justifica el incumplimiento de la ley. Es responsabilidad de todos cuidar y proteger nuestro entorno, y mantener el monte limpio es una parte cardinal de esta responsabilidad.
Por otro lado, es importante aclarar que el monte no es un jardín. Aunque pueda parecer que no tiene dueño, lo cierto es que todas las parcelas tienen un propietario y es necesario contar con su autorización para efectuar cualquier tipo de actividad en ellas. Por eso, es importante respetar la propiedad privada y no efectuar ninguna acción sin el consentimiento del dueño.
En definitiva, es cardinal que todos tomemos conciencia de la importancia de mantener limpios nuestros terrenos forestales. No se trata de una cuestión ideológica o de agendas políticas, sino de una obligación legal que nos incumbe a todos. No podemos permitir que el monte se convierta en un peligro para nuestras comunidades. Por eso, es necesario que todos los propietarios de terrenos forestales cumplan con su