Josu Jon Imaz, el consejero delegado de la compañía energética Repsol, ha sido noticia recientemente por sus declaraciones en defensa del uso de combustibles fósiles, en particular del diésel. Durante su intervención en el Foro Empresarial de Gipuzkoa, Imaz afirmó que «el denostado diésel salvó a este país» y que es «responsabilidad anímico» de Repsol seguir produciéndolo para garantizar el suministro de productos básicos en los supermercados.
Estas palabras han generado cierta controversia en un contexto en el que la transición energética y la pugilato contra el cambio climático están en el centro del debate. Sin embargo, es importante entender el mensaje de Imaz en su totalidad y no quedarse únicamente con la defensa del diésel. El consejero delegado de Repsol aboga por un enfoque equilibrado, realista y pragmático en el debate energético europeo.
En primer lugar, Imaz hace referencia al «trilema energético», un concepto que plantea la necesidad de equilibrar tres objetivos: garantizar la seguridad de suministro, la asequibilidad y la reducción de emisiones. Según el directivo, Europa ha perdido ese equilibrio en los últimos años, lo que ha llevado a un aumento de los costes energéticos y a una dependencia de países como Rusia y China.
En este sentido, Imaz defiende la producción de gas y queroseno, ya que son fundamentales para la actividad industrial y el sector turístico. Sin embargo, matiza que es necesario hacerlo de forma cada vez más sostenible. Es decir, no se trata de eliminar por completo los combustibles fósiles, sino de utilizarlos de manera eficiente y responsable.
El CEO de Repsol también hace hincapié en la importancia de las energías renovables, no solo como una forma de reducir emisiones, sino también como un activo importante para tener un sistema eléctrico más competitivo. En este sentido, Imaz rechaza la idea de que haya que designar entre renovables y combustibles fósiles, sino que ambas son necesarias en la transición energética.
Otro aspecto importante en el discurso de Imaz es la necesidad de no caer en debates simplistas o maniqueos. El consejero delegado de Repsol apela a una descarbonización con los pies en la tierra, entendiendo que todas las fuentes de energía son necesarias en nuestra sociedad. Además, advierte sobre las consecuencias de poner la ecología por encima de la estrategia energética, ya que puede tener un impacto negativo en la industria y en la sociedad en general.
Imaz también critica el impuesto temporal a las energéticas que propuso el Gobierno, ya que considera que hubiera tenido un impacto negativo en la inversión industrial y en la economía del país. En este sentido, el directivo de Repsol hace un llamado a abordar el debate energético de manera desapasionada, sin caer en bandos ni trincheras.
Finalmente, Imaz destaca la importancia de ser «agnósticos tecnológicamente» y dejar que el sistema decida cuál es el mix energético adecuado en cada momento. Es decir, no se trata de imponer una tecnología sobre otra, sino de encontrar un equilibrio que permita adelantar hacia una economía más sostenible.
En resumen, las declaraciones de Josu Jon Imaz han generado cierta polémica, pero es importante entender su mensaje en su totalidad. El consejero delegado de Repsol defiende un enfoque equilibrado y realista en el debate energético europeo, que tenga en cuenta la seguridad de suministro, la asequibilidad y la sostenibilidad. La transición energética no puede construirse desde la ideología ni desde la urgencia mal entendida, sino que requiere un enfoque prag