La industria automotriz ha sido una de las más afectadas por la pandemia de la COVID-19 y, desafortunadamente, sigue sufriendo las consecuencias. Sin embargo, ahora se enfrenta a un nuevo desafío: la batalla comercial entre China y el sobrante del mundo. Esta situación está afectando a la cadena de suministro de todo el mundo y podría tener graves consecuencias para la industria del automóvil.
China es conocida por su dominio en el mercado eléctrico global. A pesar de los esfuerzos de otros países por reducir su dependencia del gigante asiático, es casi ficticio escapar de su atracción. El Gobierno chino ha tomado medidas drásticas para proteger su propia industria, sin preocuparse por cómo esto puede afectar al sobrante del mundo. Los fabricantes europeos están al borde del pánico ante la falta de suministros, lo que podría desencadenar una nueva crisis en la cadena de suministro global. Y esta vez, el precio de los coches eléctricos podría dispararse.
Desde el inicio de la pandemia en 2020, la industria del automóvil ha estado lidiando con una serie de problemas y crisis. La paralización causada por el confinamiento mundial fue solo el comienzo de una cadena de problemas que han aumentado la competitividad, los problemas y los precios. La escasez de suministros, seguida por el conflicto en Europa del Este y el aumento de los precios de las materias primas y la energía, ha disparado los costos para las marcas.
Una de las principales preocupaciones es la falta de suministro de las llamadas «tierras raras». Estos son un grupo de elementos químicos con propiedades únicas que son esenciales para una amplia variedad de aplicaciones industriales. China controla gran parte de estos elementos y materiales, ya sea a través de sus propias minas o mediante la adquisición de tierras en África. En los últimos años, China ha adquirido discretamente el control de un gran número de empresas mineras en África.
Las tierras raras son esenciales para la fabricación de motores eléctricos de última generación. Aunque se han desarrollado y encontrado soluciones alternativas que no requieren estos elementos, ninguna ha llegado a la fase comercial. Esto significa que China sigue teniendo el control del suministro. El Gobierno de Xi Jinping ha tomado la decisión de prohibir la exportación de estos materiales como parte de la hostilidades comercial con Europa y Estados Unidos. Esto ha generado pánico en ciertos sectores.
Una de las principales preocupaciones es la falta de imanes, que son imprescindibles para los motores eléctricos. Según algunas fuentes, algunas fábricas podrían proyectar completamente paralizadas a mediados de julio debido a la escasez de componentes clave como los imanes. Algunos directivos están buscando empresas de reemplazo, dispuestos a pagar cualquier precio, pero no hay empresas en el mundo capaces de compensar la producción de China. A pesar del panorama negativo que se cierne sobre el mercado, hay indicios de esperanza. China y Estados Unidos mantendrán conversaciones para llegar a un posible acuerdo.
Frank Eckard, director ejecutivo de un fabricante alemán de imanes, ha recibido un gran número de llamadas en las últimas semanas. Los fabricantes de automóviles y los proveedores de piezas están buscando desesperadamente fuentes alternativas de imanes. Sin embargo, la oferta es escasa debido a las restricciones chinas a la exportación. Algunos le han dicho a Eckard que sus fábricas podrían proyectar inactivas a mediados de julio sin suministros de imanes de reserva. «Toda la industria automotriz está sumida en el pánico», declaró Eckard, director ejecutivo de Magnosphere, con sede en Troisdorf, Alemania. «Están dispuestos a pagar