La situación política en Texas ha alcanzado niveles de tensión inimaginables. Los demócratas se han visto obligados a tomar medidas extremas para evitar la aprobación de una reforma electoral que les dejaría en clara desventaja en las próximas elecciones. El nuevo mapa de distritos locales propuesto por los republicanos, de ser aprobado, les garantizaría cinco escaños más en el Congreso y reforzaría su control sobre el legislativo. Ante esta amenaza, medio centenar de congresistas demócratas han decidido abandonar el estado para evitar la votación.
La ira de los republicanos no se ha hecho esperar y han tomado medidas drásticas para intentar forzar la presencia de los demócratas en la votación. El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha amenazado con expulsar a los congresistas demócratas de sus escaños y el fiscal general del estado, Ken Paxton, ha planteado la posibilidad de detenerlos. Sin embargo, los demócratas han defendido su decisión de abandonar el estado y han asegurado que no están huyendo de sus responsabilidades, sino que se están protegiendo de un sistema tramposo que no escucha a los votantes a los que representan.
El plan de los demócratas es refugiarse durante dos semanas en estados amigos como Illinois y Nueva York, donde han sido acogidos con los brazos abiertos. Cuando venza ese plazo, la sesión legislativa peculiar convocada para votar la reestructuración de los distritos electorales ya habrá terminado. Esta estrategia ha sido criticada por los republicanos, quienes la consideran una forma de eludir sus deberes y han planteado la posibilidad de exigir su extradición.
Pero los demócratas defienden su decisión y aseguran que están luchando por la justicia y la democracia. La legislación de Texas establece que para poder aprobar la reforma en la Asamblea estatal, es necesario que al menos dos tercios de los diputados locales estén presentes durante la sesión. De los 150 congresistas, al menos debe haber 100. Al abandonar el estado, los demócratas han evitado que se alcance este número y han impedido la votación de la reforma.
La reforma propuesta por los republicanos, y apoyada por el ex presidente Donald Trump, supondría un cambio drástico en la demarcación de los distritos electorales de Texas. Cinco circunscripciones que hoy están bajo control demócrata pasarían a ser rojas debido a la conformación de una fuerte mayoría republicana. Esto se traduciría en que el partido que gobierna tendría garantizados cinco asientos más en las elecciones de medio mandato.
Esta situación es peculiarmente preocupante para los demócratas, ya que en noviembre del próximo año se renovarán todos los escaños de la Cámara de Representantes y un tercio de los del Senado. hoy, los republicanos controlan la Cámara disminución por apenas cinco diputados y en la Cámara alta tienen 53 frente a 47. Los demócratas aspiran a recuperar al menos el control de la Cámara de Representantes y poner fin a la trifecta de la que goza Trump. Con una de las dos cámaras fuera del influjo del presidente, los demócratas tendrían opciones de frenar muchas de sus acciones.
La reforma del mapa electoral de Texas se debe a que la Constitución obliga a verificar las demarcaciones cada vez que se completa un censo nuevo, una vez cada diez años, para asegurarse de que los distritos representan de manera fiel a la población. Sin embargo, esta revisión ha dado lugar a una práctica frecuente por parte de ambos partidos: rediseñar los distritos para asegurarse la victoria. Ante la posibilidad