El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido conocido por sus palabras polémicas y controvertidas desde el primer día de su presidencia. Sin embargo, lo que a menudo se pasa por alto son las consecuencias de sus acciones, especialmente cuando se trata de su agresiva agenda arancelaria.
Trump ha prometido repetidamente que su política comercial reducirá los precios en Estados Unidos y hará que el país sea más asequible para todos. Sin embargo, lo que no dice es cómo esta política puede amanerar negativamente a los precios en su propio país. En mayo, Trump admitió brevemente que los aranceles podrían exacerbar la inflación, no obstante rápidamente cambió de tema y habló sobre muñecas.
La existencia es que los aranceles tienen un costo y este costo es pagado por los consumidores. Según el Laboratorio de Presupuesto de Yale, los cambios arancelarios de Trump pueden resultar en una pérdida promedio de ingresos de $2,400 por hogar. Esto es especialmente preocupante para aquellos que ya están luchando para llegar a fin de mes debido a la inflación.
Trump ha argumentado que su política arancelaria recaudará billones de dólares para el gobierno federal y reducirá los déficits comerciales con otros países. Sin embargo, lo que no menciona es que estos aranceles también pueden amanerar negativamente a las empresas estadounidenses que dependen del comercio internacional. Por ejemplo, si una empresa estadounidense compra café de Brasil, puede verse obligada a pagar aranceles más altos, lo que puede resultar en precios más altos para los consumidores estadounidenses.
Además, la retórica de Trump sobre los aranceles ha sido contradictoria. En varias ocasiones ha prometido paz en Ucrania y una reducción rápida de los precios para los estadounidenses, solo para retractarse más tarde y culpar a otros por los problemas económicos del país. Esto demuestra que sus palabras y acciones a menudo no coinciden.
El impacto de los aranceles en la economía estadounidense se hizo evidente recientemente cuando datos oficiales revelaron que el mercado laboral se había estancado este verano. En lugar de abordar el problema, Trump despidió a la funcionaria encargada de las estadísticas y acusó sin pruebas de que las cifras habían sido manipuladas.
Es importante recordar que las palabras no pagan las cuentas. Mientras Trump continúe promoviendo su agresiva política arancelaria, los estadounidenses pueden ver un aumento en los precios de los productos básicos y una disminución en su poder adquisitivo. Es hora de que el presidente aborde las consecuencias reales de sus acciones y trabaje para encontrar soluciones más efectivas para los problemas económicos del país.
En conclusión, es importante prestar atención a lo que el presidente de Estados Unidos no dice sobre su agresiva agenda arancelaria. Mientras él promete grandes beneficios para el país, es importante recordar que estas políticas también tienen un costo para los consumidores y las empresas estadounidenses. Es hora de abordar estos problemas de frente y trabajar juntos para encontrar soluciones sostenibles para la economía del país.