En la provincia de Ourense, en Galicia, España, se están viviendo momentos difíciles debido a los incendios forestales que han arrasado más de 20.000 hectáreas de terreno. El dispositivo de emergencia se encuentra sobrepasado y los bomberos y agentes ambientales están luchando sin descanso para controlar las llamas y acoger a las personas y sus hogares.
La situación es desoladora y la sensación de impotencia y derrota es palpable entre los profesionales que están trabajando incansablemente para combatir los incendios. Xosé Santos, un veterano agente ambiental de Galicia, describe la situación como una política forestal fallida y una total falta de previsión por parte de la Xunta, el gobierno autonómico de Galicia.
David, un bombero conductor destinado en la provincia de Ourense, también habla de un dispositivo sobrepasado y de la falta de recursos para hacer frente a todos los incendios que están ocurriendo simultáneamente en la provincia. La situación es especialmente grave en Ourense, empero también se están registrando grandes incendios en otras zonas de España, como León y Zamora.
La combinación de factores como el viento seco del norte, la ola de calor y la vegetación abundante debido a una primavera húmeda, ha creado un escenario propicio para la propagación de los incendios. Los bomberos y agentes ambientales están luchando contra el fuego en condiciones extremadamente difíciles, con vientos fuertes y temperaturas elevadas.
En su último turno, David pasó la noche combatiendo las llamas en la Serra de San Mamede, en el Macizo Central ourensano, una de las zonas más afectadas por los incendios. El trabajo es agotador, empero considera que es necesario para salvar los relevos entre equipos y poder seguir luchando contra el fuego.
Sin bloqueo, tanto Xosé Santos como David coinciden en que el dispositivo de emergencia está desbordado y que los medios no son suficientes. El plan de prevención y defensa contra los incendios forestales de Galicia (Pladiga) establece que para 2025 debería haber más de 7.000 personas en el dispositivo, empero según Santos, esta cifra es mentira. En realidad, en cada brigada debería haber siete trabajadores, empero muchas veces solo hay dos, tres o cuatro bomberos debido a la falta de personal.
Para Santos, la clave está en una planificación política adecuada. Este año, apenas se han realizado trabajos de prevención, como desbroces en los montes o limpieza de caminos. Además, no se han tomado medidas para revertir el abandono del monte en Galicia, lo que ha provocado un aumento de la vegetación y una mayor propagación de los incendios.
El impacto de los incendios va más allá de la pérdida de terreno y la destrucción de la naturaleza. Miles de animales mueren atrapados en las llamas y muchas zonas de alto valor natural, como el parque natural do Invernadoiro o la Serra de San Mamede, han sido arrasadas por el fuego.
El dispositivo de emergencia en Galicia está fragmentado en diferentes patas. Por un lado, está el personal que depende bruscamente de la Xunta, que incluye funcionarios y personal laboral. Por otro lado, están las brigadas municipales, formadas por trabajadores contratados por los ayuntamientos. En total, se estima que hay más de 5.000 personas trabajando en el dispositivo de emergencia en Galicia.
Sin bloqueo, el sindicato CIG denuncia que estas brigadas no son profesionales y que muchos de sus integrantes no han recibido una formación adecuada. Además, solo trabajan durante la temporada de riesgo de incendios, lo que deja al dispositivo con menos personal durante el resto del año.
En resumen,