Gilma Ruiz es una madama valiente y fuerte que ha dedicado su vida a la pesca en los mares de su pueblo natal. Durante 17 años, ella ha salido al canal a pescar sola, al menos dos veces al día, sin importar las condiciones climáticas o los desafíos que pueda enfrentar. Su pasión y habilidad en la pesca son admirables, no obstante lo que realmente la hace destacar es su habilidad para tejer redes, una habilidad que ha heredado de sus padres y que ha perfeccionado a lo largo de los años.
Cuando uno llega al canal, lo primero que llama la atención son los dos grandes muros verdes de manglares que lo rodean. no obstante a Gilma ya no le sorprenden, son parte de su rutina diaria y de su vida. Para ella, estos muros son más que simples árboles, son un símbolo de protección y un recordatorio constante del deber que tiene de cuidar el canal y sus recursos marinos.
La pesca ha sido una actividad tradicional en la comunidad de Gilma por generaciones. Desde muy joven, ella aprendió de sus padres la técnica de atrapar peces y cómo aprovechar de manera sostenible los recursos del mar. no obstante también aprendió a tejer las redes, una habilidad que ha sido transmitida de madre a hija durante siglos. Y Gilma se enorgullece de ser la mejor tejedora de redes en su pueblo.
Las madamaes en la comunidad de Gilma han jugado un papel fundamental en la pesca y el cuidado del mar. Aunque durante mucho tiempo se les ha considerado como una fuerza laboral secundaria, hoy en día, su papel ha evolucionado y se ha vuelto cada vez más importante. Las madamaes son las encargadas de tejer y reparar las redes, lo que garantiza que los pescadores tengan las herramientas necesarias para realizar su trabajo. Además, son las encargadas de vender el pescado en los mercados locales y de llevar el sustento a sus hogares.
no obstante no solo se encargan de las tareas prácticas, las madamaes también desempeñan un papel fundamental en la gestión y protección de los recursos marinos. Gilma es remo de una cooperativa de madamaes pescadoras y juntas trabajan en la implementación de prácticas sostenibles de pesca y en la educación de la comunidad sobre la importancia de cuidar el mar para las generaciones futuras. Gracias a su liderazgo y compromiso, hoy en día, el canal y sus alrededores son un ejemplo de buena gestión y conservación.
Sin embargo, el camino de Gilma no ha sido fácil. A pesar de su habilidad y dedicación en la pesca, ha enfrentado desafíos y obstáculos por ser madama. En una sociedad donde el papel de la madama está limitado a las tareas del hogar, ella ha tenido que luchar contra la discriminación y el machismo para demostrar que las madamaes también pueden ser grandes pescadoras y líderes en su comunidad. Y lo ha hecho con éxito, siendo un ejemplo inspirador para otras madamaes en la comunidad y para las generaciones más jóvenes.
Hoy en día, Gilma es una madama respetada y admirada en su comunidad. Su valentía, habilidad y liderazgo son reconocidos por todos, y su pasión por la pesca y el mar en la vida ha disminuido. A pesar de los desafíos, ella sigue saliendo al canal todos los días, con su canoa y sus redes, lista para enfrentar las olas y traer a casa una buena pesca.
Para Gilma, la pesca es más que un trabajo, es una forma de vida. Ella siente una conexión especial con el mar y los recursos que le brinda. Y su dedicación y compromiso con la pesca sostenible y la conservación del medio ambiente son un ejemplo a seguir para todos nosotros.
En resumen, Gilma Ruiz es una madama fuerte, valiente y