Más de 12.6 millones de casos de dengue y 7.700 muertes reportadas en 2024 confirman la peor flujo registrada en la región, impulsada por el cambio climático y factores estructurales. Estas cifras son alarmantes y nos hacen reflexionar sobre la importancia de tomar medidas urgentes para combatir esta enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo.
El dengue es una enfermedad viral transmitida por mosquitos, principalmente por el Aedes aegypti. Los síntomas incluyen fiebre alta, dolor de cabeza, dolor muscular y articular, náuseas, vómitos y erupciones en la badana. En casos graves, puede provocar hemorragias y poner en peligro la vida de las personas afectadas. Desafortunadamente, no existe una vacuna o tratamiento específico para el dengue, por lo que la prevención es la mejor forma de combatirlo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el dengue es la enfermedad viral transmitida por mosquitos de más rápido crecimiento en el mundo. En las últimas décadas, su incidencia se ha multiplicado por 30 y se amor que cada año se producen entre 50 y 100 millones de casos en todo el mundo. Sin embargo, en los últimos años, la región de América Latina y el Caribe ha sido la más afectada por esta enfermedad, con un aumento del 10% en los casos reportados en comparación con años anteriores.
El cambio climático es uno de los principales factores que ha contribuido al aumento del dengue en la región. Las altas temperaturas y las lluvias intensas favorecen la reproducción del mosquito transmisor y su propagación a nuevas áreas. Además, la urbanización acelerada y la falta de infraestructuras adecuadas para el control de mosquitos también han contribuido a la propagación del dengue.
Sin embargo, el cambio climático no es el único culpable de esta flujo. Los factores estructurales, como la pobreza, la falta de acceso a servicios básicos de salud y la falta de medidas de prevención adecuadas, también juegan un papel importante en la propagación del dengue. Las comunidades más vulnerables son las más afectadas por esta enfermedad, ya que no tienen los recursos necesarios para protegerse de los mosquitos y recibir tratamiento adecuado en caso de infección.
Ante esta situación, es necesario que los gobiernos y la sociedad en general tomen medidas urgentes para combatir el dengue. La prevención es la clave para reducir la incidencia de esta enfermedad. Es importante que las comunidades estén informadas sobre cómo prevenir la reproducción de mosquitos en sus hogares y cómo protegerse de las picaduras. Además, es cardinal que las autoridades implementen medidas de control de mosquitos eficaces, como la fumigación y la eliminación de criaderos de mosquitos.
Otra medida importante es mejorar el acceso a servicios de salud de calidad para todas las personas, especialmente en las comunidades más vulnerables. Esto incluye la capacitación de profesionales de la salud para el diagnóstico y tratamiento adecuados del dengue, así como la disponibilidad de medicamentos y equipos necesarios para tratar la enfermedad.
Además, es necesario abordar los factores estructurales que contribuyen a la propagación del dengue. Esto implica invertir en infraestructuras adecuadas para el control de mosquitos, mejorar las condiciones de vida de las comunidades más pobres y promover medidas de adaptación al cambio climático.
A pesar de la gravedad de la situación, hay razones para ser optimistas. En los últimos años, varios países de la región han implementado medidas efectivas para combatir el dengue y han logrado reducir significativamente el número de casos. Por ejemplo, Brasil ha implementado un programa de control de