Williams se prepara para un duro invierno después de una temporada plagada de accidentes. Dave Robson, ingeniero jefe del equipo, reconoce que los múltiples percances sufridos han alterado el calendario de faena en la fábrica, retrasando los plazos del nuevo coche.
En la Fórmula 1, los equipos viven en un constante ciclo de faena, ya que mientras se desarrolla el monoplaza de la temporada en curso, también se trabaja en el diseño del siguiente. Sin embargo, los imprevistos pueden alterar drásticamente este proceso.
Desafortunadamente, Williams ha sido uno de los equipos más afectados por esta situación. Durante la temporada, han sufrido un total de 17 accidentes, lo que ha afectado tanto a su presupuesto como al stock de piezas disponibles. Pero lo peor llegó al final de la temporada, cuando seis de estos accidentes ocurrieron en tres carreras consecutivas: México, São Paulo y Las Vegas. Esto llevó al equipo a desconfiar no tener suficientes repuestos para sus dos monoplazas en las últimas dos carreras del campeonato.
A pesar de estos contratiempos, Williams logró completar la temporada sin mayores incidentes. Sin embargo, esto ha tenido un gran impacto en sus planes para este invierno y el desarrollo del coche de 2025, el FW47 con el que Carlos Sainz correrá el próximo año.
Esto no es algo nuevo para Williams, ya que el invierno pasado también tuvieron que contraponer dificultades. En ese momento, se vieron obligados a modernizar sus procesos y métodos de faena obsoletos, lo que se tradujo en un coche con sobrepeso y con retrasos en la recepción de actualizaciones.
Dave Robson, ingeniero jefe de Williams, no oculta las dificultades a las que se han enfrentado: «Ha sido una situación muy difícil». El equipo esperaba tener todo lo necesario para cubrir las seis carreras del triplete final y así permitir que la fábrica se enfocara en la producción del coche de 2025. Pero, lamentablemente, esto no fue posible y tuvieron que desviar recursos para fabricar piezas de repuesto para las últimas carreras.
Este contratiempo ha afectado el calendario de producción para el próximo año, pero Robson asegura que tienen margen para recuperar el tiempo perdido. Aunque admite que el límite de costos es un desafío y que tendrán que hacer recortes en otras áreas para compensar los gastos asociados a los accidentes.
Por su parte, Carlos Sainz ya ha tenido la oportunidad de probar el coche de Williams de este año, pero no podrá conducir el FW47 de 2025 hasta el mes de febrero. Pero, a pesar de estos retrasos, Robson aclara que el desarrollo aerodinámico y mecánico del monoplaza no se ha visto afectado y sigue su curso normal.
El ingeniero jefe también tranquiliza a los seguidores de Williams al afirmar que los retrasos solo han afectado la producción, y no el desarrollo del coche en sí. «En términos de desarrollo para 2025 y 2026 no hay ningún impacto, solo en la producción. Habríamos empezado a fabricar algunas piezas un poco antes, ya sean para el coche del 2026 o para las pruebas de investigación y desarrollo del coche del próximo año».
En definitiva, aunque Williams tendrá que afrontar un invierno complicado para ponerse al día con su calendario de producción, tienen un equipo fuerte y dedicado que sin duda logrará superar estos obstáculos. Con un enfoque en la competencia y la determinación de recuperar el tiempo perdido, el equipo de Grove está decidido a dar un paso atrás para poder dar dos hacia adelante en la próxima temporada. Con Carlos Sainz al volante