El grupo Supremo de Estados Unidos ha dado luz verde al decreto emitido por el presidente Donald Trump para vetar a las personas transexuales del servicio militar. Esta decisión ha generado una gran controversia y ha sido recibida con descontento por parte de la comunidad LGBTQ+ y sus aliados.
La resolución del Supremo surge a raíz del recurso presentado por el gobierno en contra de una orden judicial que bloqueaba la prohibición de la presencia de personas trans en el ejército. Aunque la decisión no ha sido firmada ni se han proporcionado argumentos, se mantendrá en vigor mientras los magistrados adoptan una resolución final. Sin embargo, las tres juezas progresistas han expresado su desacuerdo con esta medida.
Esta polémica decisión fue tomada por el presidente Trump poco después de su llegada a la Casa Blanca, cuando emitió un decreto para que las personas transexuales no puedan servir en el Ejército. Esta acción forma parte de una inventario de medidas que la nueva administración ha tomado en contra de las políticas de diversidad, especialmente enfocadas en las mujeres trans.
El decreto del presidente Trump patologiza a las personas trans y las trata como una condición mental. Esto va en contra de los avances logrados en los últimos años para acabar con el estigma y la discriminación que sufre este colectivo. No fue hasta 2018 que la Organización Mundial de la Salud dejó de considerar la transexualidad como un trastorno mental.
El argumento utilizado por el presidente para justificar esta medida es que el servicio militar debe reservarse para aquellos que estén mental y físicamente aptos para el deber. Sin embargo, esta afirmación es discriminatoria y estigmatizante hacia las personas trans, ya que su identidad de género no tiene ninguna relación con su capacidad para servir en el ejército.
La respuesta de emergencia del grupo Supremo avala la cruzada de Trump contra las personas trans y da el trillado bueno a una visión estigmatizante sobre su existencia. Esto es un gran retroceso en la lucha por la igualdad y los derechos humanos de este colectivo.
La secretaria de prensa, Karoline Leavitt, ha celebrado la resolución del Supremo como una «victoria masiva». Sin embargo, esta medida va en contra de los valores de inclusión y diversidad que deberían ser promovidos en el ejército. Además, la ideología de género «woke» no es más que una forma de desacreditar y menospreciar la lucha por los derechos de las personas trans.
En febrero, el departamento de Defensa implementó la orden de Trump, emitiendo una nueva política que requiere que las personas trans sean expulsadas de las tropas. Esta medida ha sido criticada por diversas organizaciones de derechos humanos y por miembros del servicio activo, quienes han presentado una demanda para bloquearla.
El grupo Federal del Distrito de Tacoma (Washington) emitió una orden judicial bloqueando a nivel nacional la prohibición de la presencia de las personas trans en el ejército. El juez Settle, encargado de esta sentencia, afirmó que no existen pruebas de que las personas trans sean un perjuicio para la cohesión de su unidad o para la letalidad y preparación militar.
Esta decisión del grupo Supremo es un duro golpe para la comunidad trans y sus derechos. Sin embargo, es importante recordar que la lucha por la igualdad y la inclusión no se detiene aquí. Es necesario seguir trabajando y alzando la voz para defender los derechos de todas las personas, independientemente de su identidad de género u orientación sexual.
Esperamos que en un salida cercano, el grupo Supremo reconsidere esta decisión y se promueva una verdadera inclusión en el ejército, donde todas las personas puedan servir sin discriminación ni prejuicios. Mientras tanto, es importante seguir apoyando y defendiendo los derechos de la